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El truco más ingenioso del Sistema, Ted Kaczynski

tu_elijesEl mayor lujo que se permitirá la sociedad de la necesidad tecnológica, será arrebatar todo beneficio que se derivara de la revuelta estéril y la sonrisa condescendiente.

Jacques Ellul [1]

El Sistema se ha encargado de engañar a todos los aspirantes a revolucionarios y rebeldes. Su truco es tan astuto que, si se hubiera planeado conscientemente, uno tendría que admirarlo por su elegancia casi matemática.

1. Lo que el Sistema no es

Empecemos aclarando lo que el Sistema no es. El Sistema no es George W. Bush con sus asesores y encargados, no son los policías que maltratan a quienes protestan, no son los directores ejecutivos de las multinacionales, y no son los Frankesteins que en sus laboratorios llevan a cabo sus juegos criminales con los genes de seres vivos. Todos estos son lacayos del Sistema, pero por sí solos no constituyen el Sistema. Precisamente, los valores individuales y personales, así como las actitudes, las creencias y el comportamiento de esta gente, podrían significar un conflicto considerable frente a las necesidades del Sistema.

Ilustrando el caso con un ejemplo, el Sistema necesita que se respete el derecho a la propiedad, pero aún así esos directores ejecutivos, policías, científicos y políticos, a veces roban (Al hablar de robar, no nos limitamos a la sustracción de objetos físicos. Podríamos incluir las propiedades adquiridas con fines ilegales, como evadir el impuesto sobre la renta, aceptar sobornos, y algún otro tipo de chanchullo y corrupción.). Pero el hecho de que esos directores ejecutivos, policías, científicos y políticos a veces roben, no significa que robar sea parte del Sistema. Al contrario, cuando un policía o un político roban algo, se están rebelando contra la necesidad que tiene el Sistema de que se respete la ley y la propiedad. Pero, incluso cuando roban, estas personas permanecen fieles al Sistema en la medida en que, de cara al público, mantienen su apoyo personal a la ley y la propiedad.

Da igual el acto ilegal que cometan los políticos, policías o directores ejecutivos, en calidad de individuos; el robo, los sobornos, y corrupción no son parte del Sistema sino males que le aquejan. Cuanto menos robo hay, mejor funciona el Sistema; y ese es el motivo por el que los lacayos y promotores del Sistema siempre abogan por el cumplimiento de la ley de cara al público, incluso cuando a veces ellos mismos encuentran conveniente quebrantarla en privado.

Y pondré otro ejemplo. Aunque los policías sean los matones del Sistema, la brutalidad policial no es parte del Sistema. Cuando los policías golpean duramente a un sospechoso, no están haciendo el trabajo del Sistema, sólo están dejando fluir su propia ira y hostilidad. El objetivo del Sistema no es ni la brutalidad, ni las demostraciones de ira. En lo que concierne al trabajo policial, el objetivo del Sistema es imponer la obediencia a sus normas, y hacerlo sin dilación, con la menor violencia posible, y evitando crearse mala publicidad. Así, desde el punto de vista del Sistema, el policía ideal sería aquel que nunca se enfade, aquel que nunca usara más violencia de la necesaria, y que, en la medida de lo posible, recurra a la manipulación antes que a la fuerza para mantener a la gente bajo control. La brutalidad policial sólo es otro mal de los que aquejan al Sistema, no es parte de él.

Y como prueba tenemos la actitud de los medios de comunicación. Los principales medios de comunicación condenan la brutalidad policial de una forma casi universal. Por supuesto, la actitud de dichos medios representa por lo general el consenso entre las opiniones de las clases poderosas de nuestra sociedad, ya que esto es algo bueno para el Sistema.

Lo que acabamos de comentar acerca del robo, la corrupción y la brutalidad policial, también se aplica a los asuntos de discriminación y victimización, tales como el racismo, sexismo, homofobia, pobreza y explotación laboral. Todas estas cosas son malas para el Sistema. Por ejemplo, cuanto más despreciada y marginada se sienta la gente negra, más propensos serán a dedicarse al crimen y menos a dedicarse a una profesión que los convierta en alguien útil para el Sistema.

La tecnología moderna, con sus rápidos transportes de larga distancia y su perturbación de los estilos de vida tradicionales, nos ha llevado a una mezcla poblacional, de modo que en nuestros días, la gente de distintas razas, nacionalidades, culturas y religiones, tiene que vivir y trabajar codo a codo. Si la gente se dedica a odiarse o a rechazarse los unos a los otros basándose en cuestiones de raza, etnia, religión, preferencia sexual, etc., los conflictos que resultarían de ello interferirían con el funcionamiento del Sistema. Exceptuando a algunos restos fósiles del pasado como Jesse Helms, los líderes del Sistema conocen este hecho perfectamente, y por eso mismo se nos enseña, tanto en la escuela como desde los medios de comunicación, que el racismo, el sexismo, la homofobia, y demás, son males sociales que hay que eliminar.

Sin duda, algunos de los líderes del Sistema, algunos políticos, científicos y directivos ejecutivos, piensan que el lugar de la mujer está dentro de la casa, o que los matrimonios homosexuales e interraciales son repugnantes. Pero incluso aunque la mayoría de ellos pensara de ese modo, no significaría que el racismo, el sexismo y la homofobia fueran parte del Sistema, tal y como la existencia del robo entre las altas esferas no significa que el robo en sí sea parte del Sistema. Igual que el Sistema debe promover el respeto por la ley y la propiedad por el bien de su propia seguridad, también se ve obligado a poner freno al racismo y a otros tipos de persecución por la misma razón. Es por esto por lo que el Sistema, a pesar de cualquier desviación personal por parte de los individuos que conforman su élite, está básicamente obligado a acallar la discriminación y la victimización.

Como prueba, observemos de nuevo la actitud de los medios de comunicación mayoritarios. Exceptuando las tímidas y breves disidencias ocasionales por parte de los pocos comentaristas atrevidos y reaccionarios, la propaganda de los medios favorece de modo abrumador la igualdad racial y de género, y la aceptación de la homosexualidad y el matrimonio interracial [2].

El sistema necesita una población tranquila, no violenta, domesticada, dócil y obediente. Debe evitarse cualquier conflicto o interrupción que pueda interferir con el buen funcionamiento de la maquinaria social. Además de la supresión de las hostilidades de grupos raciales, étnicos, religiosos y otros, también tiene que suprimir o aprovechar para su propio beneficio las demás tendencias que podrían conducir a la alteración o al trastorno, como el machismo, los impulsos agresivos, y cualquier inclinación a la violencia.

Naturalmente, los antagonismos raciales y étnicos tradicionales mueren lentamente, el machismo, la agresividad y los impulsos violentos no se suprimen fácilmente, y las actitudes hacia el sexo y la identidad de género no se transforman de un día para el otro. Por lo tanto hay muchas personas que se resisten a estos cambios y el sistema se enfrenta con el problema de superar su resistencia. [3]

2. Cómo el Sistema se aprovecha de los impulsos rebeldes.

Todos los que estamos dentro de la sociedad moderna nos vemos atrapados por una densa red de normas y reglamentos. Estamos a merced de grandes organizaciones, tales como empresas, gobiernos, sindicatos, universidades, iglesias, y partidos políticos, y como consecuencia nos sentimos impotentes. El resultado de la servidumbre, la impotencia y demás humillaciones que el Sistema nos inflige, es una frustración generalizada, lo que nos impulsa a rebelarnos. Y es entonces cuando el Sistema usa su truco más ingenioso: con un ligero movimiento de manos, convierte la rebelión en su propio beneficio.

Muchas personas no comprenden cuál es la raíz de su frustración, de ahí que su rebelión no tenga dirección. Saben que se quieren rebelar, pero no saben contra qué quieren rebelarse. Afortunadamente, el Sistema es capaz de rellenar ese vacío proporcionándoles una larga lista de comunes y estereotipadas reivindicaciones en el nombre de las cuales rebelarse: racismo, homofobia, la problemática de la mujer, pobreza, explotación laboral… todo el cesto de la ropa sucia de asuntos de “activistas”.

Un gran número de aspirantes a rebelde muerden el anzuelo. Al luchar contra el racismo, el sexismo, etc., etc., sólo le están haciendo el trabajo al Sistema. Aún así, ellos creen que se están rebelando contra el Sistema. ¿Cómo es posible?

En primer lugar, hace cincuenta años, el Sistema no se había comprometido con causas como la igualdad para los negros, las mujeres o los homosexuales, por lo que luchar por estas causas sí era una verdadera forma de rebelión. En consecuencia, a estas causas se las consideraba normalmente como causas rebeldes. Y han conservado dicha posición hasta hoy en día debido a la tradición; es decir, porque cada generación de rebeldes imita a las generaciones precedentes

En segundo lugar, aún existe un número considerable de personas que, como ya apunté antes, se resisten a los cambios sociales que el Sistema requiere, y algunas de estas personas son incluso miembros de la autoridad tales como policías, jueces o políticos. Estos últimos constituyen un objetivo para los aspirantes a rebelde, alguien contra quien rebelarse. Los comentaristas políticos como Rush Limbaugh agilizan el proceso al despotricar contra los activistas: ver que están haciendo enfadar a alguien, fomenta la ilusión de los activistas de que se están rebelando.

En tercer lugar, con objeto de embarcarse en un conflicto incluso con los líderes de la mayoría del Sistema, que aceptan totalmente los cambios sociales que ellos demandan, los aspirantes a rebelde insisten en soluciones que van más allá de lo que los líderes del Sistema consideran prudente, y muestran una ira exagerada respecto a asuntos triviales. Por ejemplo, demandan indemnizaciones económicas para la gente negra, y normalmente se muestran rabiosos ante cualquier crítica a un movimiento minoritario, sin importar cuán prudente y razonable sea.

De esta manera los activistas son capaces de mantener la ilusión de que se están rebelando contra el Sistema. Pero dicha ilusión es absurda. La agitación contra el racismo, el sexismo, la homofobia y similares, ya no constituye una rebelión mayor contra el Sistema que la agitación contra la corrupción política y los sobornos. Aquellos que luchan contra la corrupción política y los sobornos no se están rebelando contra el Sistema sino que lo están fortificando: Ayudan a que los políticos se mantengan fieles a las normas del Sistema. Aquellos que luchan contra el racismo, el sexismo y la homofobia, de igual modo están fortificando el Sistema: Ayudan al Sistema a suprimir las conductas desviadas que le causan problemas, tales como el racismo, el sexismo y la homofobia.

Pero los activistas no sólo actúan como los defensores del Sistema. También actúan como una especie de pararrayos que protege al Sistema al adelantarse al resentimiento popular y a sus instituciones. Por ejemplo, había varias razones para explicar por qué el Sistema se aprovechaba del hecho de sacar a la mujer del hogar e introducirla en el entorno laboral. Hace cincuenta años, si el Sistema, representado por el gobierno o por los medios, hubiera empezado por las buenas una campaña propagandística con intención de hacer socialmente aceptable el hecho de que la mujer se comenzara a centrar más en su vida laboral que en la doméstica, la característica resistencia al cambio por parte de los humanos habría llevado a un amplio rechazo popular. Lo que realmente ocurrió fue que dichas propuestas de cambio fueron encabezadas por radicales feministas, cuyo rastro iba siguiendo el Sistema a una distancia prudencial. El rechazo de los miembros más conservadores de la sociedad fue dirigido primordialmente contra las feministas radicales antes que contra el Sistema y sus instituciones, porque los cambios patrocinados por el Sistema parecían lentos y moderados en comparación con las soluciones radicales por las que abogaban las feministas, e incluso esos cambios relativamente lentos se veían como algo forzado en la marcha del Sistema, como debidos a la presión de los radicales.

3. El truco más ingenioso del Sistema

Así que, en pocas palabras, el truco más ingenioso del Sistema es:

a) Por el bien de su propia eficiencia y seguridad, el Sistema necesita provocar cambios radicales y profundos en la sociedad para ajustarse a las condiciones resultantes de los avances tecnológicos.

b) La frustración de vivir bajo las circunstancias impuestas por el Sistema conduce a impulsos rebeldes.

c) El Sistema se apropiará de esos impulsos de rebelión para realizar los cambios sociales que éste requiera; los activistas se “rebelan” contra los valores viejos y desfasados que dejan de serles útiles al Sistema, y a favor de los nuevos valores que el Sistema necesita que aceptemos.

d) De esta manera, los impulsos rebeldes que de otra manera podrían haber sido peligrosos para el Sistema, se les da una salida que, no sólo es inofensiva para el Sistema, sino que le es útil.

e) La mayoría del rechazo popular resultante de los cambios sociales, avanza esquivando al Sistema y sus instituciones, para acabar volcándose en los radicales que encabezan dichos cambios.

Por supuesto, este truco no fue planeado con antelación por parte de los líderes del Sistema, los cuales ni siquiera son totalmente conscientes de estar usando un truco. El funcionamiento sería algo similar a esto:

Cuando deciden cómo se posicionan ante determinado asunto, los redactores, editores y dueños de los medios de comunicación, deben considerar varios factores, consciente o inconscientemente. Deben considerar cómo reaccionarán los lectores a cualquier cosa que impriman o retransmitan acerca del tema; deben considerar cómo reaccionarán sus patrocinadores, sus colegas de los medios, y otras personas poderosas; y también deben considerar qué efecto tendrá lo que impriman o retransmitan sobre la seguridad del Sistema.

Estas consideraciones prácticas normalmente tendrán más peso en la decisión que cualquier opinión personal respecto al asunto. Las opiniones personales de los dirigentes de los medios, de sus patrocinadores, y de otras personas poderosas, son variadas. Pueden ser liberales o conservadores, religiosos o ateos. El único campo universal común a todos los líderes, es su compromiso con el Sistema, con su seguridad y con su poder. Por lo tanto, dentro de los límites impuestos por lo que el público está dispuesto a aceptar, el principal factor determinante de las actitudes propagadas por los medios, es un consenso aproximado de las opiniones de los dirigentes mediáticos, los patrocinadores y otras personas poderosas, en base a lo que es bueno para el Sistema.

Así, cuando un redactor u otra persona importante de los medios decide qué actitud tomar frente a determinado movimiento o causa, lo primero en lo que piensa es si el movimiento o causa incluye todo lo que es bueno o malo para el Sistema. Quizá se diga a sí mismo que su decisión está basada en el campo de la moral, en el de la filosofía, o en el de la religión, pero es un hecho observable que, en la práctica, la seguridad del Sistema toma preferencia ante los demás factores involucrados en la determinación de la actitud de los medios. Por ejemplo, si un redactor de una revista de noticias se fija en el “militia movement”, puede o no simpatizar personalmente con algunas de sus reivindicaciones y metas, pero también ve que habrá un fuerte consenso entre sus patrocinadores y colegas de los medios respecto a que el “militia movement” es potencialmente peligroso para el Sistema y por lo tanto debe ser rechazado. Bajo estas circunstancias, él sabe que es mejor que su revista adopte una actitud negativa hacia el “militia movement”. La actitud negativa de los medios es presumiblemente una parte de la razón por la que el “militia movement” ha caído.

Cuando el mismo redactor se fija en el feminismo radical ve que algunas de sus propuestas más extremas serían peligrosas para el Sistema, pero también ve que el feminismo alberga una parte muy útil para el Sistema. La participación de la mujer en el mundo tecnológico y empresarial las integra mejor en el Sistema a ellas y a sus familias. Sus aptitudes pasan a servir al Sistema en los asuntos técnicos y de negocios. El énfasis que ponen las feministas en acabar con la violencia doméstica y las violaciones también responde a las necesidades del Sistema, ya que el maltrato y las violaciones, como otras formas de violencia, son peligrosas para el Sistema. Quizá más importante aún, el redactor reconoce la nimiedad e insignificancia del trabajo doméstico moderno, y ve que el aislamiento social del ama de casa moderna puede desencadenar frustración en muchas mujeres; frustración que causará problemas al Sistema, a no ser que se les permita recurrir a la salida de desarrollar una carrera en el mundo técnico y empresarial.

Incluso si el redactor es un macho, que personalmente se siente más cómodo con la mujer en una posición subordinada, sabe que el feminismo, al menos en una forma relativamente moderada, es bueno para el Sistema. Sabe que la postura de su editorial debe ser favorable respecto al feminismo moderado, pues de otro modo se enfrentaría al rechazo de sus patrocinadores y demás personas influyentes. Es por esto por lo que la actitud de los medios mayoritarios normalmente ha consistido en apoyar al feminismo moderado, luego una mezcla respecto al feminismo radical, y finalmente una respuesta totalmente hostil frente a las posiciones feministas más extremistas.

A través de este tipo de procesos, los movimientos rebeldes que son peligrosos para el Sistema están sujetos a propaganda negativa, mientras que los movimientos rebeldes que se cree que son útiles para el Sistema reciben un apoyo prudente desde los medios. La absorción inconsciente de la propaganda proveniente de los medios induce a los aspirantes a rebelde a “rebelarse” de una manera que en realidad sirve a los intereses del Sistema.

Los intelectuales de las universidades también juegan un rol importante en la realización del truco más ingenioso del Sistema. Aunque les guste fantasear con que son pensadores independientes, los intelectuales son (salvo algunas excepciones) el grupo más sobresocializado, el más conformista, el más dócil y domesticado, el más mimado, dependiente y endeble de todos los grupos en Estados Unidos hoy en día. Como resultado, su impulso por rebelarse es particularmente fuerte. Pero, debido a que son incapaces de pensar de manera independiente, la rebelión real se torna imposible para ellos. En consecuencia, están enganchados al truco del Sistema, ya que les permite irritar a la gente y disfrutar de la ilusión de rebelarse sin tener que cambiar jamás los valores básicos del Sistema.

Como son los profesores de gente joven, están en posición de ayudar al Sistema a utilizar su truco para engañar a los jóvenes, cosa que hacen al canalizar los impulsos rebeldes de dichos jóvenes hacia objetivos estándar estereotipados: racismo, colonialismo, la problemática de la mujer, etc. La gente joven que no es estudiante de la universidad, a través de los medios o del contacto personal, aprende sobre esos temas de “justicia social” por los que los estudiantes se rebelan, e imitan a dichos estudiantes. Así se convierte una cultura juvenil en un modo estereotipado de rebelión que se propaga mediante la imitación de los compañeros, del mismo modo que los peinados, la ropa y otras modas propagadas mediante la imitación.

4. El truco no es perfecto

Como es natural, el truco del Sistema no funciona a la perfección. No todas las posiciones adoptadas por la comunidad “activista” son compatibles con las necesidades del Sistema. En este sentido, algunas de las dificultades más importantes a las que el Sistema hace frente están relacionadas con el conflicto entre los dos tipos distintos de propaganda que el Sistema debe usar, propaganda de integración y propaganda de agitación [4].

La propaganda de integración es el principal mecanismo de socialización en la sociedad moderna. Es propaganda que está diseñada para inculcar en la gente las actitudes, creencias, valores y hábitos que necesitan tener, con el fin de ser herramientas del Sistema útiles y seguras. Enseña a la gente a reprimir o sublimar permanentemente aquellos impulsos emocionales que sean peligrosos para el Sistema. Está más enfocada a actitudes de largo plazo y valores profundamente arraigados de gran aplicación, que a las actitudes frente a temas específicos y actuales.

La propaganda de agitación se aprovecha de las emociones de la gente para despertar en ellos ciertas actitudes o comportamientos frente a temas actuales y específicos. En vez de enseñar a la gente a reprimir sus impulsos emocionales peligrosos, busca estimular ciertas emociones para unos propósitos bien definidos y localizados temporalmente.

El Sistema necesita una población disciplinada, dócil, cooperativa, pasiva y dependiente. Sobre todo requiere una población pacífica, ya que necesita que el gobierno tenga el monopolio del uso de la fuerza física. Por esta razón, la propaganda de integración nos dice que debemos horrorizarnos, asustarnos y espantarnos de la violencia, y así no nos veremos tentados a usarla ni siquiera cuando estemos muy enfadados. (Por “violencia” me refiero a los ataques físicos hacia seres humanos.) De una manera más general, la propaganda de integración nos ha de enseñar valores dulces y cariñosos, que enfaticen la falta de agresividad, la interdependencia, y la cooperación.

Por otra parte, en ciertos contextos el propio Sistema encuentra útil o necesario el recurrir a métodos agresivos y brutales para alcanzar sus propios objetivos. El ejemplo más obvio de esos métodos es la guerra. En tiempo de guerra el Sistema se apoya en la propaganda de agitación: para ganar el apoyo popular respecto a una acción militar, se aprovecha de las emociones de la gente para hacer que se sientan asustados y furiosos con su real o supuesto enemigo.

Llegada esta situación se crea un conflicto entre la propaganda de integración y la propaganda de agitación. A aquella gente en la que calaron profundamente los tiernos valores del rechazo a la violencia no se le puede persuadir fácilmente para que dé su aprobación a una cruenta operación militar. Y aquí, en cierta medida, al truco del Sistema es contraproducente. Los activistas, que se habían estado “rebelando” a favor de los valores de la propaganda de integración, continúan haciéndolo durante la guerra. Se oponen a la guerra no sólo porque es violenta, sino porque es “racista”, “colonialista”, “imperialista”, etc. que son cosas contrarias a los valores dulces y cariñosos que la propaganda de integración les enseñó.

El truco del Sistema también resulta contraproducente en lo que concierne el trato a los animales. Inevitablemente, mucha gente extrapola a los animales esos valores dulces de aversión a la violencia que les fueron enseñados respecto a los humanos. Les horroriza la matanza de animales para comer y otras prácticas dañinas para éstos, como la reducción de la gallina a la categoría de máquina ponedora de huevos almacenada en minúsculas celdas, o el uso de animales para experimentos científicos. Hasta un punto, la oposición resultante al maltrato de animales puede ser útil para el Sistema: debido a que una dieta vegana es más eficiente en términos de utilización de recursos que una carnívora, el veganismo, si fuera ampliamente aceptado, ayudaría a llevar con mayor facilidad la carga que supone la limitación de los recursos de La Tierra con respecto al crecimiento demográfico. Pero la insistencia de los activistas en poner fin con el uso de animales para experimentos científicos entra en conflicto directo con las necesidades del Sistema, ya que en las previsiones de futuro no se contempla a ningún sustituto factible que reemplace a los animales como sujetos de investigación.

Sin embargo, el hecho de que el truco del Sistema sea contraproducente en algunos casos, no evita que globalmente sea un dispositivo increíblemente eficaz para inhibir los impulsos rebeldes en provecho del Sistema.

Hay que reconocer que el truco descrito aquí no es el único factor determinante respecto a la dirección que toman los impulsos rebeldes en nuestra sociedad. Mucha gente de hoy en día se siente débil e impotente (por la sencilla razón de que el Sistema realmente nos hace débiles e impotentes), y por ello se identifican de forma obsesiva con las víctimas, con el débil y con el oprimido. Esto es en parte la razón por la que, las cuestiones de victimización, tales como el racismo, el sexismo, la homofobia o el neocolonialismo, se han convertido en asuntos estándar del activista.

5. Un ejemplo

Tengo aquí un texto de antropología [5] en el que he visto varios ejemplos adecuados para mostrar la manera en la que, los intelectuales de las universidades, ayudan al Sistema con su truco al disfrazar su conformismo de crítica a la sociedad moderna. Los mejores ejemplos se encuentran entre las páginas 132 y 136, donde el autor cita, de modo “adaptado”, un artículo de una tal Rhonda Kay Williamson, una persona intersexual (es decir, una persona que ha nacido con características físicas tanto masculinas como femeninas).

Williamson declara que los indios americanos no sólo aceptaban a las personas intersexuales sino que las valoraban de forma especial [6]. Ella contrasta esta actitud con la euro-americana, equiparando esta última a la actitud que sus propios padres adoptaron hacia ella. Los padres de Williamson la maltrataron cruelmente. Acabaron consiguiendo que odiara su condición de intersexual. Le dijeron que estaba “maldita y en manos del demonio”, y la llevaban a iglesias carismáticas para que le extirparan al “demonio”. Incluso le daban paños en los que se suponía que tenía que “expulsar al demonio tosiendo”.

Pero obviamente, resulta ridículo equiparar esto con la actitud euro-americana. Podría aproximarse a la actitud euro-americana de hace 150 años, pero actualmente casi cualquier educador, psicólogo, o clérigo mayoritario, quedaría horrorizado al presenciar ese trato hacia una persona intersexual. Los medios de comunicación no retratarían dicha actitud bajo una óptica favorable ni en sueños. El tipo promedio de clase media de nuestros días, puede que no acepte la intersexualidad como lo hacían los indios, pero sólo unos pocos no reconocerían la crueldad presente en el tipo de trato que recibió Williamson.

Obviamente los padres de Williamson eran desviados, unos chiflados religiosos cuyas actitudes y creencias traspasaban el límite impuesto por los valores del Sistema. Así, mientras Williamson se dedica a fingir una crítica a la sociedad euro-americana moderna, lo que en realidad hace es atacar sólo a la minoría de desviados y a las culturas rezagadas que aún no se han adaptado a los valores dominantes de hoy en día en Estados Unidos.

Haviland, el autor del libro, en la página 12 retrata a la antropología cultural como iconoclasta, como desafiante respecto a los supuestos asumidos de la sociedad occidental. Esto se aleja tanto de la verdad que sería incluso gracioso si no fuera tan patético. La corriente principal de la antropología americana moderna se encuentra bajo una miserable sumisión a los valores del Sistema y a los supuestos asumidos por éste. Cuando los antropólogos de hoy en día pretenden poner en tela de juicio a los valores de su sociedad, lo más normal es que sólo lo hagan con valores del pasado, obsoletos y pasados de moda, que en la actualidad no son defendidos por nadie, excepto por desviados y rezagados que dejaron de seguir los cambios culturales que el Sistema requiere que aceptemos.

El uso que hace Haviland del artículo de Williamson ilustra todo esto muy bien, y representa la línea general de todo su libro. Haviland exagera con hechos etnográficos que enseñan lecciones políticamente correctas a sus lectores, pero desestima u omite todos los hechos etnográficos que son políticamente incorrectos. Así, mientras cita el apunte que hacía Williamson enfatizando que los indios aceptaban a las personas intersexuales, no menciona, por ejemplo, que entre muchas tribus indias a la mujer que cometía adulterio se le cortaba la nariz [7], mientras que el hombre adúltero no recibía castigo alguno; o que entre la tribu Crow el guerrero que recibiera un ataque por parte de un extranjero, debería matarle inmediatamente, o si no quedaría irreversiblemente deshonrado a los ojos de su tribu [8]; Haviland tampoco debate sobre el uso habitual de la tortura por parte de los indios del Este de Estados Unidos [9]. Por supuesto, los hechos de este tipo representan violencia, machismo, y discriminación sexual, por lo que son incompatibles con los valores actuales del Sistema, y tienden a ser censurados por ser políticamente incorrectos.

Sin embargo, no dudo de que Haviland sea totalmente sincero cuando dice creer que los antropólogos ponen en tela de juicio los supuestos asumidos por la sociedad occidental. Es fácil que la capacidad de autoengaño de los intelectuales de nuestras universidades llegue hasta ese punto.

En conclusión, quiero dejar claro que no estoy sugiriendo ni que sea bueno cortar narices por cometer adulterio, ni que se deba tolerar ningún otro abuso contra la mujer, ni que me gustaría ver a gente marginada o rechazada, ya sea porque son intersexuales o por su raza, religión, orientación sexual, etc., etc., etc. Pero en nuestra sociedad actual, esos problemas son, como mucho, cuestiones reformistas. El truco más ingenioso del Sistema consiste en encauzar hacia estas modestas reformas los impulsos rebeldes, que, de otro modo, podrían haber tomado una dirección revolucionaria.

Notas:

[1] Jacques Ellul, La Sociedad Tecnológica (The Technological Society), traducido por John Wilkinson, publicado por Alfred A. Knopf, Nueva York, 1964, página 427.

[2]. Bastaría con llevar a cabo un mínimo repaso de los medios de comunicación de los países industrializados modernos, o incluso dentro de los países que meramente aspiran a la modernidad, para confirmar que el Sistema está totalmente volcado en la tarea de eliminar la discriminación en función a la raza, religión, género, orientación sexual, etc., etc., etc. Resultaría fácil encontrar miles de ejemplos que ilustraran este hecho, pero aquí sólo se citarán tres, provenientes de tres países diferentes.

Estados Unidos: “Demostraciones públicas de afecto”, US News & World Report, 9 de septiembre de 2002, páginas 42-43. Este artículo proporciona un buen ejemplo de la manera que funciona la propaganda. Toma una posición aparentemente objetiva o neutral sobre las uniones homosexuales, que da un margen a las opiniones de aquellos que se oponen a la aceptación pública de la homosexualidad. Pero cualquiera que lea el artículo, con su clara simpatía por la unión homosexual, se queda con la impresión de que la aceptación de la homosexualidad es deseable y, a la larga, inevitable. Lo particular es la importancia de la fotografía de la pareja homosexual en cuestión: una pareja atractiva físicamente ha sido seleccionada y ha sido fotografiada de forma atrayente. Nadie que tenga la más mínima comprensión de la propaganda puede dejar de ver que el artículo constituye propaganda a favor de la aceptación de la homosexualidad. Y tener en cuenta que la revista US News & World Report es una revista de centro-derecha.

Rusia: “Putin denuncia la intolerancia”, The Denver Post, 26 de julio de 2002, página 16A. “Moscú – Presidente Vladimir Putin denunció enérgicamente el prejuicio racial y religioso el jueves…”. “Si dejamos que este patrioterismo de intolerancia nacional o religiosa se desarrollen, vamos a arruinar el país, dijo Putin en declaraciones prominentes reproducidas en la televisión rusa el jueves a la noche”. etc., etc.

México: “Persiste racismo contra indígenas”, El Sol de México, 11 de enero de 2002, página 1 / B. Pie de foto: “A pesar de los esfuerzos para dar dignidad a los pueblos indígenas de nuestro país, continúan sufriendo discriminación…”. El artículo reporta los esfuerzos de los obispos de México para combatir la discriminación, pero dice que los obispos quieren “purificar” las costumbres indígenas con el fin de liberar a las mujeres de su condición tradicionalmente inferior. El Sol de México tiene fama de ser un periódico de centro-derecha.

Cualquiera que quisiera tomarse la molestia podría multiplicar estos ejemplos mil veces. La evidencia de que el propio sistema se establece en la eliminación de la discriminación y la victimización es tan obvia y tan masiva que uno queda atónito ante la creencia de los radicales de que la lucha contra estos males es una forma de rebelión. Sólo cabe atribuirlo a un fenómeno bien conocido por los propagandistas profesionales: La gente tiende a bloquear, a dejar de percibir o recordar, información que está en conflicto con su ideología. Ver el interesante artículo, “Propaganda”, en La Nueva Enciclopedia Británica, Volumen 26, Macropædia, 15ª edición, 1997, páginas 171-179, específicamente página 176.

[3] En esta sección he mencionado lo que el Sistema no es, pero no he dicho lo que el Sistema es. Un amigo mío me ha señalado que esto podría desconcertar al lector, así que será mejor que aclare que, para el propósito de este artículo, no es necesaria una definición precisa acerca de qué es el Sistema. No se me ocurre ni una sola manera de definir al Sistema en una sola frase cerrada y armoniosa, sin que, el hecho de abordar la cuestión de qué es el Sistema, supusiese a la vez la interrupción del curso del artículo con una digresión larga, intrincada e innecesaria; así que dejo ese asunto sin responder. No creo que mi falta de respuesta afecte a la comprensión del lector respecto a la idea que quise tratar en este artículo.

[4] Los conceptos de “propaganda de integración” y “propaganda de agitación” se tratan en el libro “Propaganda” de Jacques Ellul, editado por Alfred A. Knopf en 1965.

[5] William A. Haviland, Antropología Cultural, novena edición, Harcourt Brace & Company, 1999.

[6] Asumo que esta afirmación es precisa. Sin dudas, refleja la actitud de los Navajo. Véase Gladys A. Reichard, Navaho Religion: A Study of Symbolism, Princeton University Press, 1990, página 141. Este libro tiene un copyright original de 1950, bastante antes de que los antropólogos acabaran fuertemente politizados, así que no veo razón para suponer que dicha información haya sido sesgada.

[7] Esto es de sobra conocido. Algunos ejemplos: Angie Debo, Geronimo: The Man, His Time, His Place, University of Oklahoma Press, 1976, pag. 225; Thomas B. Marquis (intérprete), Wooden Leg: A Warrior Who Fought Custer, Bison Books, University of Nebraska Press, 1967, pag. 97; Stanley Vestal, Sitting Bull, Champion of the Sioux: A Biography, University of Oklahoma Press, 1989, pag. 6; The New Encyclopedia Britannica, Vol. 13, Macropaedia, 15th Edition, 1997, artículo “American Peoples, Native”, pag. 380.

[8] Osborne Russell, Journal of a Trapper, edición Bison Books, pag. 147.

[9] El uso de la tortura por parte de los indios del Este de EE.UU. es de sobra conocido. Véanse los siguientes ejemplos: Clark Wissler, Indians of the United States, Revised Edition, Anchor Books, Random House, New York, 1989, Págs. 131, 140, 145, 165,282; Joseph Campbell, The Power of Myth, Anchor Books, Random House, New York, 1988, Pág. 135; The New Encyclopedia Britannica, Vol. 13, Macropaedia, 15th Edition, 1997, article “American Peoples, Native”, pag. 385; James Axtell, The Invasion Within: The Contest of Cultures in Colonial North America, Oxford University Press, 1985, cita de página no disponible.

 

Original: “The system´s neatest trick”, extraído de Technological Slavery, Feral House

Traducido al español por Matar o Morir ediciones

Golpear donde duela, Ted Kaczynski

maquina1. El propósito de este artículo

El propósito de este artículo es señalar un principio muy simple del conflicto humano, un principio que los oponentes del sistema tecnoindustrial parecen pasar por alto. El principio es que en cualquier forma de conflicto, si quieres ganar, tienes que golpear a tu adversario donde le duela.

Tengo que aclarar que cuando hablo de “golpear donde duela” no me refiero necesariamente a un golpe físico o a cualquier otra forma de violencia física. Por ejemplo, en el debate oral, “golpear donde duela” significará expresar los argumentos donde la posición de tu rival es la más vulnerable. En las elecciones presidenciales, “golpear donde duela” significaría ganar a tu oponente los Estados que más votos electorales tengan. Aún así, en la discusión sobre este principio utilizaré la analogía con el combate físico, porque es más gráfico y claro.

Si un hombre te golpea, no puedes defenderte golpeando en respuesta a su puño, porque de esta manera no puedes dañarle. Si lo que quieres es ganar la pelea, tú tienes que golpearle donde le duela. Esto quiere decir que tienes que ir detrás del puño y golpear las partes sensibles y vulnerables del cuerpo del hombre.

Supón que una excavadora propiedad de una industria maderera ha estado destrozando los bosques cercanos a tu casa y tú quieres que esto se pare. Es la pala de la excavadora la que desgarra la tierra y derrumba los árboles, pero será una pérdida de tiempo dar mazazos a la pala. Si dedicas mucho tiempo, un día de duro trabajo en la pala con la maza, puedes tener éxito en conseguir hacerla inservible. Pero en comparación con el resto de la excavadora, la pala no es relativamente cara y es fácil de reemplazar. La pala solamente es el “puño” con el que la excavadora golpea la tierra. Para vencer a la máquina tienes que ir por detrás del “puño” y golpear las partes vitales de la excavadora. El motor, por ejemplo, puede ser estropeado con muy poco esfuerzo y tiempo con métodos bien conocidos por muchos radicales.

Llegados a este punto debo aclarar que no estoy recomendando que cualquiera dañe una excavadora (a no ser que sea de su propiedad). Nada en este artículo debe ser interpretado como recomendación de actividades ilegales de cualquier tipo. Soy un prisionero, y si alentase a cualquier actividad ilegal este artículo ni siquiera hubiese sido permitido que saliese de la prisión. Uso la analogía de la excavadora sólo porque es gráfica y clara y porque será apreciada por los radicales.

2. La Tecnología es el objetivo

Es sobradamente reconocido que “la variable básica que determina el proceso histórico contemporáneo es proveída por el desarrollo tecnológico” (Celso Furtado). La tecnología, sobretodo, es responsable de la situación actual del mundo y controlará su desarrollo futuro.

De este modo, la “excavadora” que tenemos que destruir es la propia tecnología moderna.

Muchos radicales son conscientes de esto, y por lo tanto creen que la tarea debe ser eliminar el sistema tecno-industrial por entero. Pero desafortunadamente han prestado poca atención a la necesidad de golpear al sistema donde le duela.

Destrozar McDonald´s o Starbuck´s es carente de sentido. No es que me importe un bledo McDonald´s o Starbuck´s. Me es igual que alguien los destroce o no los destroce. Pero no es una actividad revolucionaria. Aún en el caso de que todas las cadenas de comida rápida del mundo fuesen eliminadas el sistema tecno-industrial sólo habría sufrido una mínima herida como resultado, pues puede sobrevivir fácilmente sin las cadenas de comida rápida.

Cuando atacas McDonald´s o Starbuck´s, no estás golpeando donde duele.

Hace algunos meses recibí una carta de un joven de Dinamarca que creía que el sistema tecno-industrial debía ser eliminado porque, como el decía, “¿Qué ocurriría si seguimos por este camino?” Al parecer, de todas maneras, su forma de actividad “revolucionaria” era asaltar granjas de animales criados para hacer abrigos de pieles. Como forma de reblandecer el sistema tecno-industrial, esta actividad es inútil. Aun cuando los liberadores de animales triunfaran en eliminar la industria peletera completamente, ellos no serían capaces de dañar en absoluto al sistema, porque puede funcionar perfectamente sin las pieles.

Estoy de acuerdo que encerrar animales salvajes en jaulas es intolerable, y el poner fin a tal práctica es una causa noble. Pero hay muchas otras causas nobles, como la prevención de accidentes de tráfico, proveer refugio a los sintecho, el reciclaje, o ayudar a la gente mayor a cruzar la calle. No obstante nadie es tan tonto como para confundir esto con lo que son actividades revolucionarias, o para imaginarse que pueden hacer algo para volver más débil al sistema.

3. La industria maderera es un objetivo secundario

Para poner otro ejemplo, nadie en su sano juicio cree que nada verdaderamente salvaje puede sobrevivir por mucho tiempo si el sistema tecno-industrial continúa existiendo.

Muchos ambientalistas radicales están de acuerdo que esto es la causa y la esperanza para el colapso del sistema. Pero en la práctica todo lo que están haciendo es atacar la industria maderera.

Ciertamente, no tengo ninguna objeción al ataque hacia la industria maderera. De hecho, es una causa que siento en mi corazón y me siento feliz por cada logro que los radicales tienen contra la industria maderera. Además, por razones que necesito explicar aquí, creo que la oposición a la industria maderera debe ser un componente de los esfuerzos para deshacernos del sistema.

Pero, por sí mismo, el ataque a la industria maderera no es un camino efectivo de tomar contra el sistema, ya que suponiendo, cosa poco probable, que los radicales triunfen en parar todas las talas en todas partes del mundo, esto no haría que el sistema se derrumbase. Y no sobreviviría permanentemente la naturaleza salvaje. Antes o después, el clima político cambiaría y la tala se reanudaría. Aun cuando la tala nunca vuelva a empezar; habría otros caminos a través de los cuales la naturaleza salvaje se destruiría, y si no se destruyese se volvería mediocre y domesticada. La minería y la explotación de minerales, la lluvia ácida, los cambios climáticos y la extinción de especies, destruyen la naturaleza salvaje; la naturaleza salvaje también es domesticada a través del ocio turístico, el estudio científico y la gestión de recursos, y entre otras cosas el rastreo electrónico de animales, la obstrucción de ríos y plantando árboles genéticamente manipulados.

La naturaleza salvaje sólo puede ser salvada permanentemente mediante la eliminación del sistema tecno-industrial, y no puedes eliminar el sistema mediante el ataque a la industria maderera. El sistema sobreviviría fácilmente a la muerte de la industria maderera porque los productos de madera, siendo muy útiles al sistema, pueden ser remplazados si es necesario con otros materiales.

En consecuencia, cuando atacas a la industria maderera no estás atacando donde le duela al sistema. La industria maderera es sólo el “puño” (o uno de los puños) con el cual el sistema destruye la naturaleza salvaje, y, como en una pelea a puñetazos, no puedes ganar golpeando al puño, tienes que ir detrás del puño y golpear a los órganos más sensibles y vitales del sistema. Mediante acciones legales, por supuesto, como protestas pacíficas.

4. Por qué el sistema es resistente

El sistema tecno-industrial es excepcionalmente resistente debido a su autollamada estructura “democrática” que es lo que lo hace flexible. Dado que los sistemas dictatoriales tienden a ser rígidos, las tensiones sociales y la resistencia pueden crecer en ellos al punto de dañarlo o debilitarlo pudiendo llevar esto a una revolución. Pero en un sistema “democrático”, cuando la resistencia y las tensiones sociales crecen peligrosamente el sistema retrocede lo suficiente, transige lo suficiente, para hacer aminorar las tensiones hasta un nivel seguro.

Durante la década de 1960 la gente empezó a estar concienciada con la polución medioambiental, sobretodo por lo notablemente contaminado que estaba el aire de nuestras ciudades principales lo que estaba empezando a poner a la gente físicamente incómoda. Surgieron muchas protestas, suficientes como para que se estableciese la Agencia de Protección Medioambiental y se tomaran otras medidas para aliviar el problema. Por supuesto, todos sabemos que nuestros problemas medioambientales están muy, muy lejos de ser resueltos. Pero se hizo lo suficiente como para que las protestas públicas amainaran y la presión sobre el sistema se redujera por una serie de años.

Así, atacar al sistema es como golpear una pieza de goma. Un golpe con un martillo puede hacer añicos el hierro fundido, porque el hierro fundido es rígido y quebradizo. Pero puedes golpear con fuerza una pieza de goma sin dañarla en absoluto porque es flexible. Cede ante el martillo y se recupera tan pronto como la fuerza del mismo se agota. Eso es lo que sucede con el “democrático” sistema industrial: cede ante la protesta lo suficiente para que ésta pierda su fuerza y su impulso. A continuación, el sistema se recupera.

Así, para golpear al sistema donde le duela, tienes que seleccionar cuestiones en las que el sistema no pueda retroceder, en los cuales tenga que luchar hasta el final. Lo que necesitas no es un compromiso con el sistema sino una lucha a vida o muerte.

5. Es inútil atacar al sistema en términos de sus propios valores

Es absolutamente esencial atacar al sistema no en términos de sus propios valores tecnológicamente orientados, sino en términos de valores que son contradictorios a los valores del sistema. Mientras atacas al sistema en términos de sus propios valores, no estás golpeándole donde le duela, y permites al sistema que desinfle la protesta, cediéndola, retrocediéndola.

Por ejemplo, si fundamentalmente atacas a la industria maderera sobre las bases de que los bosques son necesarios para preservar los recursos de agua y las oportunidades de recreación, entonces el sistema puede ceder terreno a calmar la protesta sin comprometer sus propios valores. Los recursos de agua y la recreación son completamente consecuentes con los valores del sistema, y si el sistema retrocede, si restringe la tala en nombre de los recursos de agua y la recreación, entonces él sólo habrá hecho una retirada táctica y no sufre una derrota estratégica para su código de valores.

Si impulsas causas de victimización (tales como el racismo, sexismo, homofobia, o la pobreza) no estás desafiando a los valores del sistema y ni siquiera estás forzando al sistema a retroceder o a doblegarse. Estás directamente ayudando al sistema. Los más sabios defensores del sistema reconocen que el racismo, la homofobia y la pobreza son dañinos para el sistema, y es por esto que el sistema combate éstas y otras formas similares de victimización.

Los talleres clandestinos, con sus bajos salarios y sus miserables condiciones de trabajo, pueden traer beneficios a ciertas corporaciones, pero los sabios defensores del sistema saben muy bien que el sistema en su totalidad funciona mejor cuando los trabajadores son tratados decentemente. Convirtiendo los talleres clandestinos en una causa, ayudas al sistema, no lo debilitas.

Muchos radicales caen en la tentación de centrarse en cuestiones no esenciales como el racismo, el sexismo, o los talleres clandestinos, porque es fácil. Toman una causa a la cual el sistema puede proporcionar un compromiso y de las cuales pueden conseguir apoyo de gente como Ralph Nader, Winona La Duke, los sindicatos, y todos los otros reformadores. Tal vez el sistema, bajo presión, vaya a retroceder un poco, y los activistas podrán ver resultados visibles de sus esfuerzos, y tendrán la ilusoria satisfacción de que han conseguido algo. Pero en realidad no habrán logrado absolutamente nada en pos de eliminar el sistema tecno-industrial.

La causa de la globalización no es completamente ajena al problema tecnológico. El conjunto de medidas económicas y políticas llamadas “globalización” promueven el crecimiento económico y, en consecuencia, el progreso tecnológico. Aún así, la globalización es una causa de importancia marginal y no un objetivo bien elegido por los revolucionarios. El sistema puede ceder terreno a la causa de la globalización. Sin renegar de la globalización como tal, el sistema puede realizar reformas para mitigar las consecuencias económicas y medioambientales de la globalización para calmar la protesta. En caso de apuro, el sistema incluso se puede permitir renegar por completo de la globalización. El crecimiento y el progreso continuarían de igual modo, tan solo que un poco más lento. Y cuando se lucha contra la globalización no se está atacando los valores fundamentales del sistema. La oposición a la globalización es motivada en términos de conseguir a los trabajadores salarios decentes y defender el medioambiente, y ambas cosas son coherentes con los valores del sistema. (El sistema, por su propia supervivencia, no puede permitir que la degradación medioambiental vaya demasiado lejos). En consecuencia, luchando contra la globalización, no golpeas al sistema donde realmente le duela. Sus esfuerzos pueden promover reformas, pero son inútiles al propósito de deshacerse del sistema tecno-industrial.

6. Los radicales deben atacar al sistema en los puntos decisivos

Para trabajar efectivamente de cara a eliminar el sistema tecno-industrial, los revolucionarios deben atacar aquellos puntos en los que el sistema no puede permitirse ceder terreno. Deben atacar los órganos vitales del sistema. Por supuesto, cuando uso la palabra “atacar”, no me estoy refiriendo al ataque físico, sino solamente a las formas legales de resistencia y protesta.

 

Original: Hit Where It Hurts”, extraído de Technological Slavery, Feral House

Traducción al español por Matar o Morir ediciones

El mito del veganismo

Tomado de sonetsasauvage.wordpress.com

loboSepiaEl mito del veganismo (1)

“El veganismo es una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia por la vida. En la práctica se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima el uso de alternativas para todas las materias derivadas parcial o totalmente de animales”

Donald Watson, miembro fundador de la Vegan Society (Sociedad Vegana).

Este pequeño texto no cuestionará la irracionalidad de las ideas y valores (2) de la filosofía vegana. En esta ocasión demostraremos que el veganismo es un mito en la Sociedad Tecnoindustrial y cómo es un estorbo para entender y actuar por la verdadera Liberación Animal (3).

El veganismo es un mito. Nada, ni nadie, es vegano dentro de la moderna Sociedad Tecnoindustrial. Sin embargo, son muchos los ingenuos que se creen este mito, creen que sus alimentos, vestimenta, calzado, productos de higiene y belleza, aparatos tecnológicos, libros, música, bicis… y toda la basura industrial que consumen compulsivamente, es según “vegana”.

Pero en realidad esto no es así. Toda esa basura industrial denominada “vegana”, no podrá contener materias de animales no humanos, vale, pero sí contienen, o mejor dicho, sí colaboran con la explotación animal, humana y no.

Entonces, si retomamos nuestra definición anterior de veganismo, “…una filosofía de vida que excluye toda forma de explotación y crueldad hacia el reino animal…”, es evidente que no se es coherente con la filosofía, porque se colabora con la explotación sistemática del reino animal, así que, el veganismo es un mito.

Los autodenominados “veganos” son muy ingenuos al no analizar, cuestionar y entender el funcionamiento de la compleja realidad, y del gran y complejo Sistema social en el que vivimos.

Todo alimento o producto que provenga de la moderna Sociedad Tecnoindustrial, no está libre de colaborar con la explotación y domesticación sistemática del reino animal y ambiental.

Las semillas, frutas y verduras que produce y distribuye la moderna Sociedad Tecnoindustrial, no son veganas, ya que la moderna agricultura industrial necesita:

a) Deforestar grandes extensiones de tierra fértil para aprovechar la fertilidad de ese suelo y convertirlo en un campo de cultivo. Deforestar significa; destruir el ecosistema que ocupaba ese suelo. Se debe talar, o incendiar la vegetación de ese ecosistema. Después, se necesita asesinar, capturar, domesticar, desplazar o hasta extinguir, a las diferentes especies de animales de ese ecosistema. Esto aniquila todas las complejísimas relaciones e interacciones que mantenía ese ecosistema en sí mismo (ecosistema y habitantes), y la relación que ese ecosistema mantenía con otros ecosistemas, y con el planeta en general.

b) Ya que se tiene el campo de cultivo listo, se necesitan a los campesinos que trabajarán la tierra, se necesitan sus herramientas (máquinas o animales no humanos de trabajo), se necesitan las semillas (autóctonas o transgénicas) que se sembrarán, se necesita el abono (natural o industrial), se necesitan los insecticidas (naturales o industriales), se necesita el agua de riego, etc…

Y una vez obtenida la cosecha se vende a los intermediarios, ellos la transportarán, almacenarán y distribuirán, hasta que por fin esa semilla, fruta o verdura, llega al establecimiento comercial en donde los “veganos” las comprarán.

Entonces, para poder realizar todo este proceso, es necesario utilizar la gran y compleja división del trabajo de la moderna Sociedad Tecnológica, y en todas estas grandes y complejas relaciones existe explotación y domesticación sistemática del reino animal y ambiental.

Algunos “veganos” podrán argumentar en su defensa que las semillas, frutas y verduras que consumen, no son de origen industrial, sino de un huerto orgánico, vale, pero si ese huerto utiliza tecnología moderna para la producción, almacenaje y distribución de sus alimentos, y si para poder adquirirlos hay circulación de dinero, inevitablemente se sigue colaborando con las dinámicas de explotación y domesticación sistemática, animal y ecológica.

Tal vez, las semillas, frutas y verduras realmente veganas, son las que cosecharía uno mismo con técnicas como; la permacultura o la jardinería orgánica, y con el uso de herramientas o tecnología sencilla. Ya que solamente así, se dejaría de depender del Sistema Tecnoindustrial, y se renunciaría a sus mecanismos de poder, control, domesticación y explotación sistemáticos, pero la mayoría de los autodenominados “veganos” no siembran su propio alimento.

Los autodenominados “veganos” dependen de la moderna Sociedad Tecnoindustrial para poder llevar a cabo su dieta. En la Naturaleza Salvaje ningún animal determina de qué manera se alimentará, esto en gran medida lo determina el entorno natural en donde se desarrolla. La dieta omnívora de los animales humanos no ha sido una elección, sino una necesidad de supervivencia, un requisito para poder sobrevivir en distintos entornos, comer lo que haya, lo que se pueda comer. El organismo humano no es especialista, es oportunista, y su dieta omnívora lo demuestra.

El animal humano domesticado en su jaula civilizada, sí es capaz de decidir cómo alimentarse (dieta vegetariana, vegana, frugívora o carnívora), pero para que esto sea posible necesita colaborar y mantener su condición de animal humano domesticado al servicio del progreso del Sistema Tecnológico.

Ningún vegetariano, vegano o frugívoro, sobreviviría como el animal humano realmente libre que debería ser, en el entorno donde debería desarrollarse (Naturaleza Salvaje), con ese tipo de dieta.

La mayoría de los autodenominados “veganos”, tal vez, no se consideran a sí mismos como lo que realmente son: animales humanos.

Y también es muy cierto que los que luchan por la “Liberación Animal”, no luchan por su propia Libertad Individual Salvaje, no cuestionan para nada su propia condición de animales humanos domesticados.

Si las semillas, frutas y verduras que nos ofrece la moderna Sociedad Tecnoindustrial no son veganas, mucho menos sus demás productos nocivos de origen industrial: vestimenta, calzado, productos de higiene y belleza, libros, música, bicis…

Un análisis similar podría ser aplicado a los productos engañosamente llamados “verdes” o “ecológicos”.

Ningún producto proveniente de la moderna Sociedad Tecnoindustrial es vegano, y mucho menos ecológico.

Los autodenominados “veganos” podrán seguir engañando, y engañándose a sí mismos, podrán seguir dependiendo del Sistema de domesticación y explotación sistemática.

Podrán seguir denunciando las condiciones de esclavitud de los animales no humanos, sin ver ni denunciar su propia condición de animales humanos domesticados al servicio del Progreso Tecnológico.

Ven las jaulas de los demás animales, pero son tan ciegos para ver la moderna jaula civilizada en la que vivimos.

Podrán seguir luchando inútilmente por la “Liberación Animal”, sin luchar primero por su propia Libertad Individual Salvaje. Es bastante gracioso como un animal domesticado pretende liberar a otros animales.

Podrán seguir defendiendo y promoviendo las ideas y valores del Sistema Tecnológico (izquierdismo), buscando así solo mejorarlo con sus inútiles reformas, y no destruirlo definitivamente.

Podrán seguir consumiendo compulsivamente sus productos, o alimentos nocivos industriales supuestamente veganos.

Todo esto, solo engañará y tranquilizará de alguna manera su consciencia, pero en realidad no hará nada por intentar atacar a la domesticación y explotación sistemática del reino animal. Ni mucho menos hará nada en contra de la domesticación, devastación y artificialización sistemática de la Naturaleza Salvaje.

Frente al irracional fraude que resulta la teoría y la práctica vegana, nosotros hemos decidido:

Renunciar al consumo innecesario, reutilizar los materiales ya producidos y dejar de depender del Sistema Tecnológico, desarrollando nuestra propia forma de vida autosuficiente, lejos de los valores de la jaula civilizada y lo más cerca de nuestra Libertad Individual y la Naturaleza Salvaje.

Por la verdadera Liberación Animal
Fuego a las jaulas, fuego a la Civilización

Revolución Feral
Primavera 2013

Notas:

(1) Esas ideas y valores a los que nos referimos, son: animalismo sentimentalista, anti especismo, biocentrismo, hedonismo, la religión, el izquierdismo, la supuesta naturalidad del vegetarianismo en los animales humanos, ecología social, misantropía etc.

(2) Cuando hablamos de veganismo en este texto, lo hacemos refiriéndonos a todas sus “diferentes” vertientes, desde el “veganismo burgués”, hasta el llamado “anarcoveganismo”.

Y desde el movimiento por la “Liberación Animal” reformista, hasta el movimiento por la “Liberación Animal” abolicionista o radical (ALF Animal Liberatión Front – FLA Frente de Liberación Animal).

Los activistas del ALF-FLA podrán argumentar que ellos no son reformistas porque son de acción, pero la verdad es que son idénticos a quienes conforman el movimiento por la “Liberación Animal” reformista que tanto critican. Son reformistas por defender y promover los mismos valores del Sistema Tecnológico (izquierdismo), ellos no buscan destruir al Sistema Tecnológico, solo pretenden mejorarlo, y lo peor es que no son conscientes de ello.

(3) Por Liberación Animal nosotros entendemos: Animales humanos y no, que desarrollan su vida en Libertad, en su habitad Natural y Salvaje.

Cuando la no-violencia es suicidio, Ted Kaczynski

MTE1ODA0OTcxNTI0MTk1ODUzsepiaOtoño de 2025. El sistema tecnoindustrial se derrumbó hace un año, pero tu y tus amigos están bien. Su huerta ha florecido el verano pasado y en su cabaña tienen una buena provisión de vegetales secos, frijoles y otros alimentos para ayudarles a pasar el próximo invierno. Justo ahora están cosechando sus papas. Con sus azadas, tu y tus amigos arrancan una papa tras otra y recogen los tubérculos carnosos del suelo.

De repente, un amigo te da un codazo y levantas la vista. ¡Oh-oh! Una pandilla de mal aspecto se acerca. Están armados. Parecen ser un problema, pero te mantienes firme. El líder de la pandilla se acerca a ti y te dice:

“Tienen buen aspecto las papas que tienes ahí”.

“Sí”, respondes, “son papas de aspecto agradable”.

“Vamos a llevarlas”, dice el líder de la pandilla.

“¡Ni lo sueñes!”, respondes. “Pasamos un largo verano de duro trabajo para que crecieran esas papas…”

El líder de la banda apunta con su rifle a tu cara y te dice: “Idiota”. Le dice a sus hombres, “Dick, Ziggy, revisen la cabaña y vean qué comida tienen. Podríamos pasar el invierno aquí. Mick, toma a esa perra de ahí antes de que se escape. Tiene un buen culo. La follaremos esta noche”.

Te enojas y empiezas a gritar, “¡Hijo de puta! No puedes…”

El rifle hace BANG. Estás muerto.


 

La no-violencia sólo funciona cuando se tiene a la policía para protegerte. Ante la ausencia de protección policial, la no violencia es casi el equivalente al suicidio.

Es cierto que esto no ha sido así en todos los tiempos y lugares. Entre los pigmeos africanos como describe Colin Turnbull, la violencia mortal contra los humanos era casi desconocida. En otras sociedades nómadas cazadoras-recolectoras, las personas a veces se matan unos a otros en peleas, pero nunca conquistan otros territorios o matan sistemáticamente otras tribus. En estas condiciones, la no violencia no es inconsistente con la supervivencia.

Pero, siendo realistas, estas no son las condiciones que prevalecerán cuando el sistema tecnoindustrial se desplome. Hay un montón de gente mala por ahí: Nazis, Ángeles del Infierno, Ku Klux Klan, la mafia… muchos otros no pertenecen a grupos reconocidos. No van a disiparse en el aire cuando el sistema se desmorone. Todavía estarán por ahí. Probablemente no tendrían éxito en cultivar sus propios alimentos aunque lo intenten, y no lo van a intentar, porque a la gente de ese tipo le resultará mucho más agradable tomar la comida de alguien más que cultivar la propia. Y puesto que son crueles, pueden matar o violar sólo por el gusto de hacerlo, incluso cuando no necesiten tu comida.

Muchas personas comunes, también, que en las condiciones actuales son pacíficas y de buenos modales, pueden resultar crueles cuando están desesperadas por comida o buenas tierras agrícolas en la cual plantar. La escasez de alimentos puede no ser crítica en las llamadas áreas “atrasadas” del mundo donde los campesinos son todavía relativamente autosuficientes, pero en los países industrializados, donde la agricultura es completamente dependiente de pesticidas, fertilizantes químicos y combustible para tractores (entre otros cosas) y donde pocas personas tienen la habilidad para cultivar sus propios alimentos de manera eficiente, la escasez de alimentos seguramente se agudizará cuando el sistema se derrumbe.

Vamos incluso a suponer que los países industrializados tienen suficiente tierra cultivable para que todas las personas, en teoría, sean capaces de cultivar sus propios alimentos con métodos primitivos. En ausencia de un gobierno que funcione, no habrá forma de distribuir los habitantes de la ciudad sobre el campo y asignar sistemáticamente a cada familia su propia parcela de tierra. En consecuencia, habrá caos y confusión. Algunas personas tratarán de apoderarse de la mayor o la mejor tierra para sí mismos, otros se opondrán y estallarán peleas a muerte. Los grupos armados se organizarán para su propia protección o con fines agresivos. Si quieres sobrevivir al colapso de este sistema, será mejor que estés armado y dispuesto a utilizar tu arma de manera eficiente. Esto significa estar preparado tanto física como psicológicamente.

Estar armado y preparado para luchar en defensa propia no sólo será una condición necesaria para tu propia supervivencia, será tu deber. Los Nazis, Ángeles del Infierno y el Ku Klux Klan no serán los enemigos más peligrosos de la libertad. Debido a que estas personas son indisciplinadas, turbulentas y sin ley, es poco probable que crearan grandes y eficientes organizaciones. Mucho más peligrosas serán aquellas personas que forman la columna vertebral del sistema actual, las personas que se adaptan a la vida en organizaciones disciplinadas: los tipo “burgueses”, ingenieros, empresarios, burócratas, oficiales militares, algunos policías, entre otros. Estas personas estarán ansiosas por restablecer el orden, la organización y el sistema tecnológico lo más rápido posible. Sus métodos serán menos crudos que los de los Nazis y los Ángeles del Infierno pero no dudarán en usar la fuerza y la violencia cuando sea necesario para lograr sus objetivos. DEBES estar preparado para defenderte físicamente de estas personas.

 

Fuente: theanarchistlibrary.org

Traducción al español: Matar o Morir ediciones

Según Hawking los robots inteligentes “podrían volverse más astutos que nosotros”

hawking_balazoEl amigo de la Civilización, Stephen Hawking, asegura que la inteligencia artificial podría llegar a representar un peligro para los humanos en un futuro no muy lejano.

Los robots inteligentes “podrían diseñar perfeccionamientos para sí mismos y ser más astutos que todos nosotros”, dijo el enfermo de Hawking, contestando a una pregunta del presentador de un canal de HBO.

Hawking había escrito en un artículo que “el desarrollo de la inteligencia artificial podría ser el mayor logro humano. Por desgracia, también podría ser el último si no aprendemos a evitar los riesgos”.

Otra vez el falso dilema de “tecnología mal empleada”, como si existiese una forma no nociva de hacer uso de la tecnología. Para aprender a “evitar los riesgos”, Hawking debería pensar seriamente la posibilidad de suicidarse.

Si es cierto o no que en un futuro próximo los robots dominarán a la especie humana es lo que menos importa, lo cierto es que hace muchos años el ser humano no ha dejado ni un segundo de desarrollar cada vez más herramientas que alteran la naturaleza, y responsabilizar a los futuros humanoides de la destrucción de la Naturaleza Salvaje es demasiado estúpido.

Ya lo dijo Masanobu Fukuoka, “Los seres humanos con su entrometimiento hacen algo equivocado, dejan el daño sin remediar, y cuando se acumulan los resultados adversos trabajan con toda su alma para corregirlos.

 Cuando las acciones correctivas parecen tener éxito, entonces consideran estas medidas como espléndidos logros. La gente hace esto una y otra vez. Es como si un loco saltase sobre su tejado a reparar el daño, alegrándose al final por haber conseguido un remedio milagroso.

 Pasa lo mismo con el científico. Lee libros día y noche, forzando sus ojos y convirtiéndose en miope, si te preguntas en que ha estado trabajando todo el tiempo ves que era para convertirse en inventor de las lentes correctoras de la miopía.”

Carta no enviada de Freedom Club (FC) a Live Wild Or Die (LWOD)

CARTA A LOS EDITORES DE LWOD. Instamos a que publiquen esto en LWOD.

Muchas de las personas que quieren destruir la sociedad industrial les preocupa el problema de la población y por lo tanto se abstienen de tener hijos. Creemos que esto es un grave error.

Estudios científicos han demostrado que las actitudes sociales tienden a ser heredadas. Nadie sugiere que las actitudes sociales de una persona están directamente determinadas por su constitución genética, pero hay buenas razones para creer que los niños heredan rasgos de personalidad que los hacen propensos, en el contexto actual de la sociedad, a desarrollar una o varias actitudes sociales. Algunos científicos cuestionan esta conclusión, pero sus argumentos son más bien débiles y están ideológicamente motivados. De todos modos, si las actitudes sociales no se heredan, luego se transmiten a través de la formación de la niñez, porque es cierto que las actitudes de una persona tienden, en general, a parecerse a la de sus padres; teniendo en cuenta, por supuesto, excepciones individuales frecuentes y cambios que se producen en la situación social entre una generación y otra. A diferencia de nosotros, las generaciones anteriores de rebeldes tendieron a atacar determinados males sociales más que a la sociedad industrial en su conjunto, porque en ese momento no era evidente que el mal era inherente al industrialismo en sí. Pero la tendencia general a una actitud rebelde hacia la sociedad moderna se suele pasar de padres a hijos, ya sea genéticamente o mediante la formación.

Al abstenerse de tener hijos, los que se rebelan contra el sistema industrial entregan todo el mundo a los desarrollistas (“Desarrollista” es nuestra palabra para definir aquel que favorece el crecimiento económico y toda esta basura). Debido a que los desarrollistas tienen tantos hijos como desean, mientras que muchos radicales se abstienen de tener hijos debido a su preocupación por el problema de la población, se corre el riego que con cada generación sucesiva, la proporción de desarrollistas en la población aumente y la proporción de rebeldes disminuya.

A nosotros también nos disgusta el estado actual del mundo extremadamente superpoblado y estamos de acuerdo en que es necesario reducir la población de la tierra tanto como sea posible. Pero la mejor manera de alcanzar un objetivo no siempre es dirigirse directamente hacia él.

Lo que la población mundial será en 50 o 100 años a partir de ahora depende principalmente del tipo de sociedad que luego existirá. La actual orientación económica de la sociedad, basada en el industrialismo, tiende inexorablemente a crecer hasta el límite de los recursos disponibles. Mediante la creación de nuevas plantas genéticamente alteradas, o tal vez por medio de algún tipo de fotosíntesis artificial, esta sociedad aumentará en gran medida la capacidad de producir alimentos en el mundo y permitirá o fomentará a que la población crezca hasta el límite de esa capacidad. O, incluso si la población no crece hasta el límite, las demandas de la expansión del sistema industrial explotarán los recursos de la tierra al máximo. Así que si la sociedad actual sobrevive, el mundo que vendrá será horrible.

Por lo tanto, el objetivo más importante es destruir el tipo de sociedad actual y su base industrial.

Si los rebeldes anti-industriales dan una ventaja reproductiva a los desarrollistas absteniéndose de tener hijos, estarían desacelerando el actual crecimiento de la población sólo un poco y estarían aumentando la probabilidad de que los desarrollistas tengan éxito, que la sociedad actual sobreviva y que el mundo del futuro sea un horror.

Si los rebeldes tienen el mayor número de niños posible, estarían acelerando el actual crecimiento de la población sólo ligeramente e incrementaría el número de rebeldes anti-industriales, por lo tanto aumentaría la probabilidad de que la sociedad actual pueda ser eliminada y consecuentemente crecería la probabilidad de que la población mundial se pueda reducir en gran medida en el futuro.

Así que sería mejor para aquellos que odian el industrialismo cruzarse con desarrollistas hasta que la sociedad actual haya sido eliminada.

FC Grupo Terrorista Anarquista

Sobre Moralidad y Traición

“El revolucionario debe mantener la boca cerrada. Dar información que interfiriera en la buena marcha de las actividades revolucionarias, o que pueda provocar que compañeros revolucionarios sean arrestados o perseguidos, es algo inaceptable y muy grave.”

Moralidad y Revolución, Theodore J. Kaczynski

 

El 24 de abril de 1995, después de casi veinte años de actos terroristas que acabaron con tres miserables vidas e hirieron a más de veinte personas, Freedom Club envía una carta al The New York Times donde promete cesar con sus acciones si a cambio se publica su manifiesto, que lleva por título La sociedad industrial y su futuro.

El escrito finalmente es publicado el 19 de septiembre de 1995 en The New York Times y en The Washington Post. David Kaczynski, lee el periódico y sospecha que es su hermano, Ted Kaczynski, quien está detrás de los atentados que estuvieron atemorizando a la sociedad tecnoindustrial durante años, el terrorista más buscado por el FBI.

David dice reconocer a su hermano principalmente por una frase en particular, frase que solía usar Ted: “no puedes comerte el pastel y al mismo tiempo tenerlo.” (Párrafo 185 de La sociedad industrial y su futuro). Luego de pensar qué haría con la millonaria recompensa, David decide denunciar a su hermano, señalándole al FBI en un mapa dónde se encuentra la cabaña de Ted. Se dirigen allí, encuentran a Ted, encuentran materiales para la fabricación de explosivos, encuentran la máquina de escribir con la que redactó su manifiesto, encuentran detallados planos de cómo realizar bombas… La sociedad tecnoindustrial tiene en sus garras al Unabomber, y pone fin a años de terrorismo.

Es decir, si no fuera por la delación de su hermano, el FBI se encontraba muy lejos de atrapar al Unabomber, sus esfuerzos habían logrado nada más que un identikit. No había testigos directos, no había huellas… solo temor.

Quienes despreciaban a Ted Kaczynski, celebraron su captura y señalaron a David como un héroe. Para quienes simpatizaban con el Unabomber, David pasaría a ser un traidor.

La verdad es que solo los primeros están en lo cierto.

David Kaczynski, es un héroe para este Sistema. Gracias a su determinación, el Unabomber, el terrorista más buscado, la persona que hizo gastar miles y miles de dólares al Estado en su captura, hoy cumple una larga condena.

Es verdad que, a simple vista, sorprende la idea de ser denunciado por tu propio hermano y en un primer impulso lo llamaríamos traidor, pero, analicemos en profundidad esto último. Podríamos decir que es un traidor aquel que viola una fidelidad o lealtad pautada. ¿Acaso David debía lealtad a su hermano? Sí, porque uno debe serle fiel a su hermano, es su sangre, dirán. Pero, ¿qué valor tiene la sangre, la familia, en este grado de Civilización y artificialidad a la que hemos llegado?

Si decimos esto es porque consideramos que en algún momento, antes del sedentarismo y la agricultura, en el periodo paleolítico de la historia humana para ser exactos, el valor de la familia y los lazos que unían a las personas eran reales, sinceros y mucho más fuertes. Estaban basados en instintos. Sabían que juntos eran más fuertes, unión muchas veces necesaria para contrarrestar los avatares de la naturaleza. Con el avance de la tecnología compleja dichos vínculos se fueron degradando, convirtiendo a las personas en máquinas programadas para tener más y más amigos, más y más contactos, más y más relaciones artificiales sin sentido.

En conclusión, David nunca pudo ser un traidor porque el lazo que lo une con Ted es tan artificial como su propia vida.